Un libro sobre la muerte y sobre la vida. Sobre aquellos que se ha ido ya y para quienes están naciendo. Este es mi primer libro en el que trato de explorar los procesos documentales desde la poesía, así, el libro recoge historias de personas que han transitado entre enfermedades, asesinatos, suicidios, pero también encuentros y nacimientos, tratando de replantear la realidad explosiva mesoamericana en un acto de invocación poética. Nace acá también la voz profunda de las palabras rituales, y, personalmente, considero que habitan en este libro muchos elementos de la cosmovisión maya que explican la realidad convulsa de un país como Guatemala.
El libro fue editado en 2011 por Catafixia Editorial en Guatemala, y en 2012 por Ediciones Espiral en Costa Rica.
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Ilustraciones interiores: Álvaro Sánchez
Colección laMalla, 17
Poesía guatemalteca contemporánea
ISBN: 978-9929-591-03-5
56 páginas
2011
A un cuerpo en una sala de espera
La madre corre en dirección a casa
cargando en sus brazos
al niño.
“pasajeros sin visa
acompañen al personal de migración”
pasajeros sin visa
corran
corran como si de verdad pudieran llegar
corran como si en cada paso se fuera la vida
como la estela de su paso fugaz por esta tierra
cometas corran sin visa
como esta madre y su bebé corren
corren a media noche
corren los dos
y con ella corremos todos
y pierden el vuelo
y todos lo perdemos.
Pasajeros sin visa
que pierden el vuelo
por favor acompañen al personal de migración
a la sala donde las ventanas dan a un cuarto con la luz apagada.
No corran
caminen
no corran
caminen lento
no corran
caminen lento y no miren atrás
no corran caminen lento
y simplemente no miren.
Es fácil imaginar una mano recostada
y la mirada perdida
en el cielo -donde no lo hay-
o en las luces neón que se reflejan
blancas
esterilizadas,
acompañen al personal de migración
a la sala donde nadie pregunta la hora.
Personal de migración el niño tiene fiebre
personal de migración el niño tiene fiebre
personal de migración que el niño tiene fiebre
personal de migración el niño tiene los labios morados
personal de migración el niño tiene los párpados negros
personal de migración el niño tiene la boca abierta
personal de migración el niño
el niño
el niño
el niño
Aeropuerto internacional Benito Juárez
viernes trece de julio de dos mil doce
la madre se llama Schuanda
el bebé se llamaba John Ronaldo
y todos nos llamaremos así
aprenderemos a escuchar en medio de la noche
de la noche oscura
de la más oscura de las noches
cuando nos llamen de vuelta
y correremos en la noche oscura
en la más oscura de las noches
cargando en nuestros brazos
el diminuto bulto con que volvamos a casa
cuando nos llamen
cuando nos griten
Ronaldito vuelve a la casa.
A un cuerpo que se reconoce a sí mismo en un periódico
La familiar costumbre de guardar fotos en un álbum,
la del bebé desnudo en la tina,
la del uniforme deportivo,
el registro de la moda
que cae siempre como hoja seca sobre un río.
Así en paredes de cartón
y en las puertas de los clóset
fuiste armando tu propio catálogo de sonrisas instantáneas
como esas caricaturas que se hacían al borde de los cuadernos.
La última foto que le tomaron a tu cuerpo
no la pondremos en el álbum,
esta dejaremos que sirva para hacer piñatas,
piel de muñequitos.
No lo tomes a mal,
solo queremos que de tu último retrato
broten dulces
como flores.
A un cuerpo que guarda silencio
Tendremos que probar
de nuevo aquel fruto.
Decimos noche,
decimos montaña,
compañero,
hermano
y se escucha el sonido de una piedra
cayendo verticalmente hacia el río.
Decimos camino,
sombra de los cuerpos
que se duermen al atardecer,
decimos viento,
barranco,
cuerpos corriendo por el barranco,
decimos miedo,
decimos, casi gritamos,
susurramos
y no se escucha más la piedra
que yace quieta en el fondo de aquel río.
Pequeños círculos concéntricos
se dibujan en nuestra boca,
aliento,
palabra,
decimos tiempo
y es silencio
decimos sueños
y se llena todo de oscuridad.
Enterramos a nuestros muertos
como una semilla
de la que esperamos
broten de nuevo las palabras.
Decimos muerte
el sonido de un trueno.
El libro editado en 2011 por Catafixia editorial contiene una serie de ilustraciones del artista Álvaro Sánchez para este libro, y que comparto a continuación: