Ser el tiempo 2015

Este libro forma parte del proyecto Escénica/Poética que nace de las conversaciones entre Marco Canale, en algún tiempo programador de teatro en el Centro Cultura de España en Guatemala, y Carmen Alvarado y Luis Méndez poetas y editores en Catafixia editorial. El proyecto consistió en convocar a poetas y creadores del teatro a trabajar ya sea a partir de la obra del poeta o en conjunto con él.

Yo tuve la suerte de trabajar con Kame, un gran artista que mezcla la educación, el teatro, el hip hop y la poesía. En este proyecto trabajamos en conjunto a partir de una selección de textos que reflexionan sobre la historia y el tiempo.

La obra se estrenó en agosto de 2015 en el Centro Cultural de España, con la brillante actuación de Rubén Ávila, y escenografía -y portada del libro- de Marlov Barrios.

Puedes descargar acá el libro

Proceso:

Tenemos la fortuna de compartir este tiempo. Habrá quién guste de pensar que compartimos una generación, pero en la praxis y sobretodo en la poiesis compartimos este tiempo, creamos juntos, y afirmar eso es, a todas luces, una celebración. Una lucha también, pensamos quizá que crear juntos es un acto de resistencia, como sembrar, como salir a manifestarse o bien contarnos historias, compartir nuestras palabras.

Ser el tiempo es un espacio, este donde estamos, hoy Guatemala, podríamos llamarle. Es un intento de cartografía de la sensación, entonces, de sentirnos aquí, y no solo ahora. Ser el tiempo, por lo tanto, también es una declaración de identidad y desde ahí fue que quisimos hablar, desde este tiempo, desde este lugar, desde esta comunidad que compartimos, de la que somos parte, con la que nos tensamos  y nos distendemos, como hilos en un telar, en el urdidor donde vamos encontrándonos. Nos sentamos entonces a explorar el signo del tiempo, a partir de las palabras decidimos explorar nuestra relación con el recorrido de los días, con el paso de aquello que entendemos como la historia, con la memoria y nuestros cuerpos.

Entonces, la exploración a partir del discurso poético se transformó en una creación colectiva, en un ir y venir de las palabras y las imágenes, la discusión del dramaturgo al poeta, al actor, al artista visual se transformó en una silvestre expedición, un viaje de amigos.

Pero bien, el proceso: del texto a un nuevo texto: la libertad de entender la poesía como una especie de rompecabezas, construir un nuevo dispositivo a partir de la poesía, llevar los versos a la voz, llevarlos al cuerpo de un personaje. ¿Qué sucede en ese  cambio de estado, de la palabra escrita a la palabra en escena?, al parecer nace un personaje, y el director empieza entonces a construir una dramaturgia a partir de perseguir a este personaje y sus palabras, porque sí, ahora las palabras son de él. Entonces, el actor, se asume en el personaje y lo que era perseguir una idea, un signo, las palabras d eun personaje, se convierte en una historia, la del actor, la del dramaturgo, la del director y la del poeta, la historia de todos pero a la vez nada más la del personaje, diríamos autónoma, pero no, orgánica sería. “Partimos de un multiverso” sugirió el director muy al inicio, y así fue, la polifonía de universos desde acá, desde hoy, desde mañana y desde ayer. El personaje es uno que explora las posibilidades del recorrido del tiempo pero en su cuerpo, el cuerpo memoria y el relato de la historia.

El recorrido del personaje se convierte entonces en un nuevo espacio, uno donde coinciden las visiones, visiones literal y literariamente hablando, y es que en el desarrollo de esta obra cuyo género desconocemos (o más bien intencionalmente desconocemos la lógica del género para asumir la expedición) terminamos atravesando un tiempo muy particular, un tiempo con sus propias referencias en las cuales nos podemos reconocer pero que apelan a nuevas formas de imaginar no solo el tiempo, sino también lo que hacemos y cómo lo hacemos, en ese proceso de traducción del espacio, por decirlo de alguna manera, la visión del artista visual se convierte en la herramienta final del texto (donde el texto no acepta palabras escritas sino intentos, gestos, movimientos y sonidos), y bien, para entonces seguimos aquí y ahora, pero el aquí y el ahora es otro, pasamos, literalmente,  al tiempo por una máquina-escultura en donde aquello que sentimos, aquello que pensamos y sabemos de la historia, lo que recordamos, sigue estando pero ahora está afuera, hecho espejo y hecho obra, como si de alguna manera esta obra que está ante nosotros fuera un sueño colectivo, y sí, quizá ese sea el género de esto que presentamos acá: una obra de sueños.

Kamé / Julio Serrano Echeverría